Nada. Todo maravilloso y perfecto.
La decoración de la casa y todas las cosas de que disponía. No faltaba ni el más mínimo detalle: utensilios de cocina, café, azúcar, aceite, tés, sal, mantas para estar en la terraza, adornos, lavadora, secadora, detergente y productos limpieza… Lugar perfecto para conocer Frisia. La amabilidad de la anfitriona. Se preocupó de informarnos de horarios del súper y de dónde estaban, ya que llegamos en sábado.
